jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1564

Deportes | 25 jul 2020

Contra el destino nadie la talla


Cuando se fue el sábado 4 de noviembre de 1995 a toda la afición futbolística pehuajense le había quedado la clara sensación que la fortuna le era definitivamente esquiva al primer equipo de Defensores del Este que estaba participando en el denominado “Torneo Argentino B” organizado por el Consejo Federal de la Asociación del Fútbol Argentino. Los azulgranas, representantes de la Liga Pehuajense en tan significativo torneo de alcance nacional, no habían logrado plasmar en puntos todo lo insinuado en el campo de juego, y lo ocurrido en aquella jornada sabatina había sido un golpe casi definitivo. LEJOS DEL PRONÓSTICO Defensores había visitado a San Agustín en 9 de Julio en el debut cayendo por 1 a 0 en un encuentro que no debió perder, luego mereció largamente la victoria como local ante Ingeniero White de Banderaló y apenas había logrado un empate casi sobre el final del partido, y aunque recién en la tercera presentación el equipo consiguió su primera victoria al derrotar claramente a El Linqueño, el cotejo había estado empatado 1 a 1 hasta la media hora del segundo tiempo. Estaba claro que el comienzo de la campaña del elenco azulgrana se encontraba muy lejos de los pronósticos. Por eso cuando se consiguió finalmente el triunfo por 3 a 1 la afición en general quiso creer que la racha adversa había terminado y que todo volvería a encaminarse hacia alcanzar momentos de gloria como el conjunto azulgrana había acostumbrado a los pehuajenses en campañas anteriores. No fue así. El inicio de la segunda rueda con el encuentro como local ante San Agustín terminó destruyendo muchas ilusiones. ESTADIO Y AUTORIDADES El encuentro se disputó en el estadio “Alberto J. Irigoyen” del Club Defensores del Este de nuestra ciudad en la noche del sábado 4 de noviembre de aquel año, y contó con una terna de autoridades integrada por el señor Daniel Luengo como árbitro principal, secundado por los señores: Horacio Odera y Daniel Carro, todos procedentes de la Liga Cultural de Fútbol de Santa Rosa, provincia de La Pampa. LOS EQUIPOS El técnico del equipo pehuajense, Pablo Javier Zurro, dispuso dos variantes en la formación del equipo respecto de los titulares que habían derrotado a El Linqueño, y fueron: la inclusión como titulares del volante Alejandro Galeano en lugar de Raúl Moyano, y del delantero Carlos Torres en lugar de Carlos Sarobe. De esta manera, Defensores salió al campo de juego con una formación integrada por: Hugo Fernando Pizarro, Guillermo Salanitro, Hernán Argañaraz, Carlos Di Salvo y Néstor López; Alejandro Galeano, Carlos Tolosa, Américo Delfino y Dardo Pascual; Carlos Torres y Miguel Torres. Por su parte, el técnico del conjunto visitante, Alfredo Strinna, realizó dos cambios respecto del equipo que había derrotado a Defensores del Este en el debut, más allá de algunos cambios posicionales, por lo que incluyó al lateral Paultroni en lugar de Juan Pardavila y al volante Pastor en lugar de Zapatielo. De esta manera, San Agustín salió al campo de juego con: Utello, Corvalán, Bonfiglio, Callegaro y Paultroni; Albano, Pastor, Aliberti y Sainz; Fraga y Rumi. EL PARTIDO El encuentro comenzó con un ritmo poco usual porque Defensores salió dispuesto a pasar por encima al equipo rival, mientras que éste mostró claras intenciones de devolver golpe por golpe. No sorprendió que cuando apenas se habían jugado 3 minutos de partido se abriera el marcador. Salanitro se proyectó en ataque, habilitó a Carlos Torres quien le devolvió el balón dejándolo en inmejorable posición de disparo, lo que el lateral aprovechó muy bien y con un violento remate derrotó a Utello. Defensores había logrado el gol tranquilizador mucho antes de lo esperado. Ahora era cuestión de frenar el ritmo del encuentro y esperar las oportunidades para elaborar maniobras ofensivas concretas y efectivas, jugando en cierta forma con la desesperación en la que podría caer el adversario a medida que fueran pasando los minutos y no lograra acercarse a la valla de Pizarro. Este fue quizá el razonamiento que efectuaron muchos simpatizantes locales pero antes de terminaran de pensarlo, aún con lo rápida que es la mente, San Agustín había empatado. Un simple tiro de esquina que el azulgrana había cedido sin que pareciera reportar demasiado peligro se convirtió en la jugada del empate. Con los posibles receptores bien marcados dentro del área, Fraga se decidió por ejecutar el corner buscando directamente el arco de Pizarro. El envío traía mucho más veneno que lo que parecía y cuando la pelota cerró su trayectoria buscando introducirse en la valla, Pizarro logró interceptarla pero al no poder retenerla permitió que Rumi, ya libre de marcas, aprovechara la situación para conquistar el gol que le dio la igualdad y la tranquilidad a su equipo, transfiriéndole la preocupación a cada uno de los integrantes de Defensores del Este, cuyo ánimo acusó el golpe. Solo se habían jugado 5 minutos y el partido estaba 1 a 1, algo que no había sido considerado en los planes previos, pero la realidad indicaba eso. El local trató de recuperar terreno e ir por la cabeza del rival pero todo se hizo muy confuso. Estuvo cerca Defe con un disparo de Delfino de media distancia que el arquero visitante desvió con gran esfuerzo, y luego con un cabezazo de Carlos Torres que el uno controló sin problemas. Pero nada más por ese lado, aunque San Agustín solo llegó una vez en ese segmento del partido y fue mediante un cabezazo de Fraga que se fue desviado. Pasados los primeros 20 minutos y con Defensores un poco más tranquilo llegó el segundo gol por intermedio de Dardo Pascual que, desde fuera del área y desde la franja izquierda del ataque, efectuó un tiro libre, sacando un disparo preciso y violento que sorprendió a Utello. Aun así, el arquero llegó a tocar el balón pero no pudo impedir la conquista. A partir de allí, el local tomó el control del juego y mantuvo el resultado durante el resto de la etapa. En el segundo tiempo Defensores continuó manteniendo el balón lejos de su área y si bien no inquietaba a Utello, tampoco la visita conseguía llevar peligro a la valla defendida por Pizarro. Pero ocurrió algo inimaginable. Corrían 17 minutos cuando el arquero Utello sacó el balón desde su área con un envío alto y largo que pretendía habilitar a alguno de sus delanteros, pero claramente se vio que la pelota quedaría en poder del local, dado que la misma iba descendiendo en dirección al área azulgrana, donde Argañaraz estaba solo, parado cerca de la media luna, y detrás suyo Pizarro. Solamente Fraga era el delantero rival más cercano, aunque sin posibilidades prácticas de intervenir en primera jugada. Todas las miradas seguían la trayectoria del balón que, al parecer sería de Argañaraz pero el zaguero, posiblemente alertado por su arquero, aunque el supuesto grito de éste no se oyó, se quedó clavado, inmóvil y dejó pasar el esférico por encima de su cabeza, por lo que la pelota cayó a sus espaldas, picó en el corazón del área y se volvió a elevar pasando por encima de Pizarro que venía saliendo. Los corazones parecieron detenerse porque el balón iba camino al arco desguarnecido, perseguido por Pizarro y Fraga que, habiendo esperado el error que nadie esperaba, se lanzó a buscar la pelota. Llegó primero el delantero y no tuvo más que tocar el balón y decretar un nuevo empate. Un empate que nadie había considerado posible un minuto antes, pero ocurrió. Todo Defensores pareció perder el control y la concentración. San Agustín lo aprovechó y Palacios marcó el tercero para la visita pero el árbitro anuló la conquista por posición adelantada del delantero. El local parecía estar desesperado y recién cuando el árbitro expulsó correctamente al lateral Paultroni, el azulgrana sintió que era posible llevarse la victoria. Entonces fue por ella y en una rápida maniobra ofensiva Miguel Torres habilitó a su hermano Carlos y éste, tras quitarse la marca de encima, definió con éxito derrotando a Utello y anotando el 3 a 2 que devolvió la alegría a todo Defensores. Pero como dice un viejo tango: “contra el destino nadie la talla”, y Defe lo sufrió en carne propia, dado que casi inmediatamente Palacios decidió jugarse una última ficha y cuando parecía imposible, trató de sorprender a Pizarro con un remate impensado. Y lo consiguió dado que el gran arquero pehuajense no pudo impedir la conquista. El 3 a 3 más que un golpe de knock out parecía parte de una pesadilla interminable. En tres oportunidades Defensores había estado al frente del marcador y en las tres, San Agustín le había empatado con goles, uno más raro que el otro. Pero tan válidos como los anteriores. Defensores ya no tuvo resto para buscar revertir la situación y sus hombres parecieron aceptar el destino. La visita tampoco arriesgó en esos últimos minutos y el empate quedó firme. Un empate que complicaba seriamente las posibilidades del representante pehuajense de pasar a una nueva ronda en el torneo.
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