miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº1563

Deportes | 3 dic 2022

Cuando Superman visitó Pehuajó


Su irrupción en el fútbol grande de nuestro país, su primer título con un equipo de los no considerados grandes por entonces, su explosión mayúscula en el fútbol mexicano y su prematura desaparición física, son puntos prominentes en su vida que, sin duda alguna, cimentaron su incorporación eterna al olimpo de los ídolos. Un arquero que fue considerado: “el Superman mexicano”, pero al que Pehuajó conoció cuando recién empezaba a ser apodado: “el gato”. MARÍN José Miguel Marín, dado que de él se trata, nació el 15 de mayo de 1944 en la localidad de Río Tercero, en la provincia de Córdoba, siendo uno de los cinco hijos (tres mujeres y dos varones) de don Vicente Tomás y doña Paulina Margarita Acotto. No obstante, Miguel no vivió mucho tiempo en suelo cordobés, porque pronto su familia se radicó en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Allí completó sus estudios primarios y trabajó como verdulero. Pero también comenzó a demostrar sus condiciones para el fútbol. Con 13 años de edad, se destacó en los competitivos torneos de los barrios, jugando para Sport Tigre, y luego pasó a Gimnasia y Esgrima de Rosario, pero como no formalizó su ficha de incorporación, solo pudo jugar en partidos amistosos. VÉLEZ SARSFIELD Su calidad, y especialmente su enorme futuro, quedaron demostrados y llegó la oportunidad de dar el paso hacia el fútbol grande del país. Por eso se mudó a la Capital Federal y, con 16 años todavía, se incorporó a Vélez Sarsfield, siendo incluido en el plantel de séptima división. No obstante, permaneció muy poco en esa categoría, dado que enseguida pasó a ocupar el arco de la sexta división y, cuando aun contaba con 17 años, fue promovido a la quinta, donde se adueñó del puesto, postergando a otro joven guardavalla que, ante la imposibilidad de poder jugar, decidió buscarse un futuro en una institución de las más grandes del país, Boca Juniors, y allí triunfó. Ese joven era Rubén Omar Sánchez. SELECCIÓN JUVENIL Marín se afianzó en su puesto y, debido a su edad, comenzó a ser observado para integrar seleccionados juveniles con miras hacia competencias internacionales. De allí que el entrenador nacional Ernesto Duchini lo convocó para integrar el plantel argentino que disputaría el torneo preolímpico a disputarse en Lima, Perú, en mayo de 1964, clasificatorio para los juegos olímpicos a realizarse a fines del mismo año en Tokio, Japón. PREOLÍMPICO Argentina, con un muy buen equipo, cumplió una gran actuación, superando sucesivamente a Colombia, Ecuador, Chile, Uruguay y Perú, aunque éste último partido terminó antes de cumplirse el tiempo reglamentario debido a serios incidentes con el público que generaron una tragedia con más de trescientos muertos e innumerables heridos. El hecho se desencadenó cuando el público local, enfervorizado, reaccionó ante la decisión del árbitro de anular un gol a Perú. A partir de allí, todo fue un desastre. Hubo invasión de campo de algunos exaltados, la policía reprimió con gases hacia las tribunas y se produjo el caos. El torneo quedó suspendido y Argentina quedó clasificada para Tokio junto con Brasil. Sin embargo, Marín no jugó porque el arquero titular era nada menos que Agustín Mario Cejas, un juvenil de Racing, también de impresionantes condiciones. EL GATO En ese año 1964, Marín, ya apodado Gato, formaba parte del plantel superior de Vélez, siendo suplente del veterano Rogelio Domínguez, aunque su debut en el arco mayor parecía algo que no demoraría mucho en concretarse. Mientras tanto, el juvenil arquero continuaba con el seleccionado que iría a Tokio y con ese plantel visitó Pehuajó. EN PEHUAJÓ El 8 de julio de 1964 y en celebración del 40º aniversario de la Cámara de Comercio local, se programó un encuentro de fútbol en cancha de Sportivo Argentino de nuestra ciudad, donde hoy está el llamado Colegio Nacional, y donde el seleccionado juvenil argentino enfrentaría a un seleccionado juvenil, representante de la Liga Pehuajense de Fútbol. LOS EQUIPOS Rodríguez, Andrade, y Buratti; Farías, Sieza y Navas; Banegas, César Rodríguez, Célis, Precopio y Héctor Hernández fue la formación que eligió el técnico local Mario Dubra. Con respecto a la formación del seleccionado juvenil argentino, dirigido por José Tartaglia, en distintas publicaciones posteriores que se han realizado evocando el partido, se han omitido mencionar a jugadores titulares, se ha mencionado apellidos incorrectos y se ha incluido en la delegación visitante a futbolistas sobre lo que no contamos con constancia de que, efectivamente, hayan jugado ese día. En consecuencia, para ayudar a despejar dudas y recurriendo a lo publicado por NOTICIAS en su momento, podemos indicar que el equipo juvenil que representaba a la AFA, formó aquella tarde con: Marín (Vélez Sarsfield), Bertolotti (Chacarita) y Bordato (Huracán); Morales (Vélez Sarsfield), Viberti (Huracán) y Sconfianza (San Lorenzo); Pérez (Argentinos Juniors), Risso (Gimnasia y Esgrima La Plata), Domínguez (Dálmine), Bulla (Rosario Central) y Flores (Argentinos Juniors). EL PARTIDO Al referirse al partido, NOTICIAS comenzó expresando: “… Los primeros minutos presentaron a la visita como un equipo elegante, sobrio y preciso, dominando totalmente el campo y sometiendo a desgastadora tarea al bloque defensivo pehuajense.” El conjunto nacional consiguió una rápida apertura del marcador, cuando luego de una serie de toques y paredes justas, Bulla derrotó a Rodríguez con disparo violento y alto. El gol alentó más al ágil elenco visitante que siguió dominando el partido y Viberti, tras un medido centro de Pérez, metió un tremendo cabezazo que estrelló el balón en el travesaño. Rodríguez se erigió en figura y evitó una goleada categórica en la primera etapa. Pero en el segundo tiempo, el ingreso de Manuel Hernández le dio más peso ofensivo al local y lo puso cerca del empate. Una serie de desaciertos del árbitro Veiró complicaron las posibilidades de los pehuajenses y, cuando concluyó el partido con victoria visitante por aquel gol de Bulla, el público se volcó en contra del árbitro, quien debió ser protegido por la policía que impidió mayores y desagradables consecuencias. Pasó así por Pehuajó, José Miguel Marín, un arquero de extraordinarias condiciones que estaba próximo a debutar en el fútbol mayúsculo del país, algo que no demoraría mucho. PRIMERA Y TOKIO Un mes después de visitar Pehuajó, Marín debutó en la primera. Fue el 9 de agosto ante Huracán como local y, con un gran trabajo suyo, Vélez se impuso por 3 a 2. Participó luego de los Juegos de Tokio, pero no jugó, dado que continuó atajando Cejas. Argentina no pasó la fase de grupos, dado que empató con Ghana y cayó ante Japón. CAMPEÓN Afianzado en la primera velezana, el Gato resultó pieza clave en la obtención del primer campeonato oficial conseguido por Vélez en la máxima categoría. Fue en el Nacional de 1968, cuando tras empatar en el primer puesto, Vélez, Racing y River debieron recurrir a un triangular final para determinar el campeón. Y el campeón fue Vélez, porque empató con River, polémico partido donde el Millonario resultó perjudicado, y goleó a Racing. Marín, Gallo, Ovejero, Zottola y Atela; Moreyra, Solorzano y Willington; Luna, Wehbe y Noguera, fue la formación del campeón en el último partido. SUBCAMPEÓN Ser campeón del Nacional, le dio a Vélez un importante predicamento a nivel nacional y, si bien no pudo jugar la Libertadores por esas cosas de la AFA, siguió siendo protagonista del fútbol argentino. De hecho, ya con Carlos Bianchi como goleador, estuvo a punto de ganar el Metropolitano de 1971, porque llegó a la última fecha con un punto de ventaja sobre Independiente, pero mientras el rojo ganó su compromiso, Vélez perdió ante Huracán. ADIÓS A VÉLEZ Jugó su último partido oficial en Argentina, el 3 de noviembre de 1971, cuando Vélez igualó con Gimnasia y Esgrima de Mendoza por el Nacional y se marchó al fútbol mexicano. En la institución de Liniers disputó 225 partidos oficiales, entre torneos regulares y Copa Argentina, siendo considerado una de las más grandes glorias de la entidad velezana. CRUZ AZUL En México jugó durante diez años en el Cruz Azul, ganando varios títulos y siendo el mejor arquero del fútbol mexicano en varias temporadas. Sus actuaciones despertaron asombro y admiración, tal es así que se le atribuye al relator Ángel Fernández Rugama, haberlo rebautizado: Superman, por las impresionantes intervenciones que realizaba en la valla azul. Lejos había quedado aquel pibe verdulero que recorría las calles de Rosario. PREMATURO FINAL Convertido en uno de los máximos ídolos de la institución y uno de los más recordados y reconocidos arqueros que actuaron en México, se vio precisado a dejar el fútbol por una dolencia cardíaca, problema que lo llevó a la muerte el 30 de diciembre de 1991, cuando solo tenía 47 años de edad. Una pérdida que todo el fútbol lamentó muchísimo, pero su recuerdo sigue vigente y el cariño y la admiración se mantienen inalterables para con quien fue uno de los más grandes arqueros que dio nuestro país. Roberto F. Rodríguez.
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