viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº1558

Sociedad | 12 ene 2022

El hombre fuerte de corazón débil


La fría letra de las efemérides nos ha dicho que ayer se cumplieron treinta años de la dolorosa desaparición física de un querido futbolista argentino: Juan Gilberto Funes, un puntano que, a pura potencia dentro de los campos de juegos, jalonó su historia con goles inolvidables que dieron ansiadas victorias a sus equipos. FUNES Funes había nacido en San Luis, el 8 de marzo de 1963, siendo hijo de don Pedro, reconocido hombre de la mecánica del automotor. Juan tuvo tres hermanos: Julia, Gladys y Pablo, y para la intimidad familiar fue “el Sapo”, tal como lo había apodado su padre, un mote que, con el tiempo, quedaría sepultado bajo el eco sonoro de sus goles que darían paso a “el Búfalo”, verdadero nombre de batalla que lo acompañaría por siempre. EL FÚTBOL El fútbol llegó a su vida como a la de millones de pibes de nuestro futbolero país y cuando decidió darle un marco formativo a la práctica de tan atractiva actividad, se enroló en el Club Huracán de la capital puntana, donde logró destacarse pese a su corta edad y en 1981, con 18 años, pasó a Sarmiento de Junín, equipo que acababa de ascender a la primera A, pero que, enfundado en la casaca número 9 tenía a Ricardo “el Tigre” Gareca que había llegado a préstamo desde Boca Juniors. Y que además tenía otros delanteros como Mario Finarolli y Sergio Apolo Robles, por lo que las posibilidades del Búfalo de ser titular, eran demasiado escasas, por no decir directamente: nulas. Retornó a su provincia para jugar el Torneo Regional defendiendo los colores de Jorge Newbery de Villa Mercedes, y posteriormente fue transferido a Gimnasia y Esgrima de Mendoza, equipo con el que participó en los recordados Campeonatos Nacionales de AFA que reunía a los principales equipos del fútbol metropolitano junto a representantes del interior del país. Con el lobo mendocino, Juan jugó un total de 14 partidos entre los Nacionales de 1983 y 1984, marcando 8 goles, lo que lo puso ante la atenta mirada de las principales instituciones argentinas, pero su destino era otro. MILLONARIO Con 21 años de edad y tras jugar el campeonato Nacional de 1984 con el Lobo de Mendoza, equipo que clasificó segundo en su zona, pero resultó eliminado en octavos de final por Argentinos Juniors, a la postre el campeón, Funes fue transferido al fútbol colombiano. Jugó para Millonarios de Bogotá, donde luciendo la casaca azul marcó 45 goles por torneos locales y 2 por Copa Libertadores. Estos números realzaron mucho más su figura de lo que había estado un par de años antes y aparecieron nuevos interesados. EN RIVER River Plate, que acababa de ganar con enorme autoridad el campeonato 1985/86 de AFA, se preocupó por incorporarlo como parte de un plantel que perseguía el sueño dorado: la Copa Libertadores de América. Tan encumbrado trofeo era, para una institución de la grandeza de River, una deuda pendiente, dado que no solo la habían ganado ya tres de los llamados “Grandes”, vale decir: Independiente, Racing y Boca, según el orden cronológico de obtención, sino que otros equipos, considerados “Chicos” en aquel tiempo como Estudiantes de La Plata y Argentinos Juniors, también la habían conseguido. Por eso el hincha de River pedía la Libertadores, la exigía, la necesitaba, y toda la dirigencia comprendió el justificado clamor y fueron por ella con “el Búfalo” Funes como una de las apuestas más fuertes. Una apuesta que les salió bien porque Juan marcó goles decisivos tanto en la ida como en la vuelta de los encuentros finales ante el América de Cali que le valieron a River abrazarse a la Copa y saldar la deuda con la historia y con su gente. Juan ganó también con River la Copa Interamericana ante la Liga Deportiva Alajuelense de Costa Rica, y la Copa Intercontinental cuando el elenco de Núñez derrotó en Tokio al Steaua Bucarest por 1 a 0, metiéndose definitivamente en la historia grande de los llamados Millonarios de la Argentina. INTERNACIONAL Jugó en la selección nacional y siguió su carrera en Europa, jugando en principio para el Olympiacos de Grecia, pasando luego al fútbol francés donde jugó para el Nantes. El Niza se interesó en sus servicios para la temporada 1989/90 pero la transferencia no pudo concretarse debido a que Juan no superó los exámenes médicos de rigor, en razón que le fue detectada una afección cardíaca que parecía poner punto final a su carrera profesional como futbolista. Sin embargo, lo que en muchas partes del mundo suele no ser recomendable, en Argentina puede ser posible y “el Búfalo” se incorporó a Vélez Sarsfield, donde disputó 25 partidos oficiales marcando 12 goles en la referida temporada 1989/90. EN VÉLEZ Parecía que aquel mal trago de la afección cardíaca había quedado atrás y arregló todo para incorporarse a Boca Juniors, dando lugar a uno de los pases que conmueven el mercado. De hecho, posó en la Bombonera con la camiseta del famoso club de la ribera para una producción periodística. Para los hinchas xeneizes el Búfalo era el 9 ideal para lucir la azul y oro, pero otra vez se interpuso la salud y el cuerpo médico boquense no aprobó su incorporación debido al cuadro cardíaco que presentaba el famoso jugador. Fue el punto final para su carrera. Todos los sueños de triunfar también en Boca se desvanecieron de un momento para otro, pero el Búfalo encaminó sus pasos hacia otra pasión popular: el automovilismo, más precisamente en el Rally. Sin embargo, su corazón empezó a fallarle y para fines de 1991 había sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas que buscaban una solución para el problema de salud. El final empezaba a acercarse. EL FINAL El nuevo año lo encontró alimentando el sueño de su propia escuelita de fútbol en su tierra natal, pero su corazón obligó un urgente traslado a la Capital Federal, donde el 11 de enero de 1992 fue sometido a una nueva intervención quirúrgica y su corazón ya no lo soportó. Cuando se iba el día, se iba la vida de Juan Gilberto Funes, un tremendo goleador que dejó recuerdos imborrables y que, especialmente, los hinchas de River Plate no olvidarán jamás porque sus goles valieron, nada menos, que una Copa Libertadores. UN GOL EMBLEMÁTICO Sin embargo, si hay un gol que lo pinta de cuerpo entero fue el que le marcó a Boca en cancha de Vélez en la temporada 1989/90. Un Vélez que tenía a Fillol, Coloccini, Mancuso, “el Cholo” Simeone, Morresi, “el Tigre” Gareca y “el Búfalo” Funes, frente a un Boca de Navarro Montoya, Simón, Cuciuffo, Giunta, Marangoni, Latorre y “el Bocha” Ponce como figuras más representativas Boca ganaba 3 a 0 al cabo del primer tiempo, pero había perdido un hombre por expulsión de “la Rata” Rodríguez que celebró su gol trepándose al tejido olímpico y eso le valió la roja. Pero en la segunda etapa Vélez salió con todo a descontar cuanto antes y lo consiguió por la tremenda potencia de Funes que, llevándose a la rastra a la defensa de Boca, con Cuciuffo literalmente colgado de la humanidad del delantero, llegó hasta el área rival y definió de manera impecable. Otra maniobra individual de Funes posibilitó el segundo gol local y Gareca, finalmente, puso el 3 a 3 definitivo. El partido fue electrizante pero el gol del imparable “Búfalo” fue decididamente apoteósico. HOMENAJES Entre diferentes e importantes homenajes tributados a la memoria de quien fuera Juan Gilberto Funes, el estadio de la ciudad de San Luis lleva su nombre y en su momento, el Honorable Concejo Deliberante de la referida capital puntana, aprobó que la hasta entonces llamada: Avenida Julio Argentino Roca pasara a denominarse como: Juan Gilberto “el Búfalo” Funes, en homenaje al deportista que llevó el nombre de su provincia natal hasta lo más alto del firmamento futbolístico interclubes del mundo. Años después y sobre la misma avenida Funes, fue inaugurado el Parque Lineal que también lleva el nombre del futbolista y cuenta con una superficie de casi seiscientos metros cuadrados de juegos saludables. Obras erigidas en homenajes permanentes a un joven deportista puntano, cuya vida se apagó cuando tenía apenas 28 años de edad. Roberto F. Rodríguez.
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