sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº1559

Deportes | 14 jul 2022

Fernando Belasteguin: “No es fácil vivir afuera”


La leyenda del pádel que llegó a Roland Garros y conmueve al hablar del desarraigo.   Se instaló en España hace 22 años para darle forma a su brillante carrera, pero hoy revela que en 2021 tuvo que pedir ayuda psicológica cuando el Covid no le permitía viajar al país a ver a sus padres. Por estos días, Roland Garros le dio descanso al tenis para recibir al pádel. La primera vez de este deporte en el hogar del Abierto de París llegó gracias al Greenweez Paris Premier Padel Major, un certamen en el que las mejores paletas del mundo disputan un torneo que se vive con clima de fiesta, pero también con muchísima competencia. Y entre todos ellos hay un argentino que es "el mejor de la historia", Fernando Belasteguin, que, a sus 43 años, sobre el final de su trayectoria, disfruta como un chico lo que está viviendo en Francia. En charla con Clarín, Bela hablará de este premio inesperado que le regaló el destino: jugar en la casa de Rafael Nadal, la frutilla del postre para una carrera extraordinaria, llena de títulos y logros, como la racha inalcanzable de haber sido el 1 del ranking durante 16 años consecutivos. Hoy ocupa el puesto 8 del escalafón, y ya le pone fecha a su retiro. Pero entre mate y mate, en la sala de prensa de RG, se quedará al borde de las lágrimas reflexionando sobre el desarraigo que sufrió y sigue sufriendo desde que 22 años atrás tomó la decisión de dejar su Pehuajó natal para instalarse en España, donde comenzó a escribir su leyenda. "En 2020 yo estuve acá mirando tenis y decía 'Ojalá que algún día yo pueda estar acá viendo el pádel como espectador'. Viendo eh... Y un año y nueve meses estoy jugando. ¡Jugando! No se puede creer", festeja Belasteguin. Y agrega: "Por eso, cuando me enteré de que se hacía París lo único que pedí fue no lesionarme, lo único que deseaba era jugar este torneo. El pádel está creciendo mucho, los jugadores profesionales van a ganar más plata, todo va a seguir así, ¿pero esto? ¿Jugar en Roland Garros? Es lo máximo, no hay nada que pueda superarlo, por eso hoy pedí que me manden esta foto, de cuando jugaba en Pehuajo". La foto en cuestión tiene las limitaciones propias de las cámaras de finales de los años ochenta. También la incomparable carga emocional que se perdió con el avance de la tecnología. Allí está Fernando, con edad de escuela primaria, tirando un smash con su paleta de madera, color verde con letras blancas, muy de moda en esos tiempos. "La cancha de San Martín quedaba al lado de un gallinero, que si se iba la pelota había que ir a buscarla y se hacía bravo. Por eso, me veo ahora acá en Roland Garros y es increíble". "No tengo palabras para describir lo que siento. Muy emocionado de ver dónde está el pádel", escribió en Instagram. Un rato después, en otro posteo, encontró una buena manera para definir su emoción: "Estoy en Disney". -¿Estás nervioso por salir a la cancha? -No, estoy recontento, estoy feliz. Lo estoy disfrutando. Y venimos a ganar, como siempre. Sería increíble poder llevarnos este torneo. Hoy con Arturo (Coello, su compañero) tenemos la suerte de ser una pareja competitiva, podemos perder o ganarle a cualquiera. Que yo con mi edad llegue con esa sensación a un torneo ya es algo para valorar. -¿Tenés espejos o admirás a otros deportistas? -De chico era un loco de Senna, se murió y no miré más Fórmula 1. También me gustaba el Flaco Traverso. En realidad, yo soy un jugador de pádel, pero soy un loco de los deportistas, los admiro a todos. Es que entre los deportistas hay un respeto mutuo porque solamente nosotros sabemos todos los sacrificios que hay que hacer para tener una carrera. Cuando los chicos de la Selección Argentina se enganchan con el pádel, a mí me encanta. El que gana es el deporte, siempre. -Vivís en Barcelona, ¿pudiste conocer a Messi? -Me lo crucé dos o tres veces. Una vez fue en el Camp Nou, que me hicieron un homenaje por mi carrera, bajé al vestuario y estaba también Luis Enrique, que tiene una cancha en su casa. Pero hablando de Leo, te digo la verdad, yo vivo en Barcelona, pero como seguramente a él le hinchan tanto, yo nunca jamás he forzado nada para conocerlo. Ojalá que algún día la vida me dé la posibilidad de charlar con él y decirle lo que lo admiro. -¿Te invita mucha gente famosa a jugar con ellos? -Tuve la suerte de conocer a mucha gente poderosa, de todos los ámbitos, del deportivo, del empresarial, de... De todos los ámbitos. Pero como no se hizo público con quiénes hemos ido a jugar prefiero guardarlo para la intimidad. Sí fui a la cancha de Luis Enrique, soy amigo de una gran persona como Charles Puyol, he jugado con Andrés Iniesta... Uno que es fanático del pádel es Totti, con quien también jugamos, y ayudó mucho a meter el pádel en Italia.   PARÍS, LA FECHA DE SU RETIRO Y EL DESPUÉS "La sensación que tengo acá es como que ya estoy hecho. Si voy al próximo torneo y me rompo todo, ya está", bromea Bela, a horas de enfrentar junto a Arturo Coello su primer partido en Roland Garros, este miércoles pasado el mediodía (hora argentina, transmite Star+), en el tercer turno de la cancha central. -¿Tenés planeado hasta cuando vas a seguir jugando? -Yo quiero jugar dos años y medio más, hasta diciembre de 2024. Me veo con fuerzas y me siento competitivo, me he cuidado siempre y seguiré haciéndolo. Ojalá que el cuerpo me aguante y me deje hacerlo porque sería cerrar un círculo muy lindo, serían 30 años como jugador profesional. -¿Qué sigue después? -Para después estamos con la creación de los clubes de pádel "Bela Pádel Center", que vamos a construir uno en Barcelona y la idea después es sacarlos al mundo para ayudar al desarrollo del deporte. Y con la firma Wilson tengo un contrato indefinido para hacer algo como lo que tiene Nike con Michael Jordan, crear mi propia línea de ropa. Es una unión en que las dos partes estamos muy contentos. -¿Te gustaría volver a vivir en la Argentina? -Vuelvo siempre a ver a mi familia... Tengo a mis tres hijos que nacieron en Barcelona. Cuando era más joven proyectaba más el futuro, y la vida te va enseñando que lo único que tenemos es esta charla, nada más. Lo que tengo claro es que, si el futuro me lo permite, como mínimo voy a volver todos los años a ver a mi familia.   HISTORIAS DE DESARRAIGO En París hacen casi 40 grados y falta poco para el mediodía, pero a Belasteguin le llegan noticias de una fría Pehuajó de madrugada. "Mensaje de mi papá", explica brevemente. Y aclara: "El flaco lo primero que hace a la mañana, se pone unos mates y me escribe para preguntarme cómo estoy o contarme del clima, o de cualquier cosa. Estamos muy conectados, lo mismo con mi mamá". Bela se acostumbró a salir seguido de su ciudad para competir en torneos por todo el país, desde los 16 años, cuando se hizo profesional. Pero el gran salto lo hizo en el año 2000, cuando con poco más de 20 años se fue a España para jugar en el mejor circuito del mundo. "Es el día de hoy que en cada arranque de torneo mi mamá me sigue mandando un mensaje con lo que me decía cuando era chico y me subía al micro Chevallier para jugar en Buenos Aires: 'Chau hijo, te quiero mucho, mucha suerte, mamá'", cuenta, revelando una cábala. -¿No es duro a la vez leer esos mensajes, a la distancia? -No, te hacen volver otra vez a tu lugar, y que no te despegues de donde saliste. Hoy por ejemplo estaba haciendo pesas acá en París y alguien me preguntó "de dónde era" en Argentina. Y yo lo corregí, le dije que yo "soy" de Pehuajó. Porque por más que esté viviendo en Barcelona hace 22 años, eso no va a cambiar jamás. Yo vivo acá como si estuviera en Argentina, escuchó la música de allá, tomamos mate, y mis tres hijos lo mismo.   -¿Y tu esposa? -Ella es de Barcelona de toda la vida, es odontóloga. En junio de 2004, cuando nos pusimos de novios, antes de darle el primer beso, le dije que no cuente conmigo para irse de vacaciones a ningún lado, que yo todos los años en diciembre necesitaba irme a Pehuajó con mi familia. Le puse esa condición y me dijo que no había ningún problema. Entonces ella se viene a Pehuajó. Eso sí, empezó viniendo un mes y ahora se queda solamente quince días, jaja. Pero sigue viniendo a Pehuajó todos los años, eso no cambia. -¿Vas todos los años? -Todos los años. De los 22 años que llevo en España, el único que no fuimos fue el del Covid. Y te digo algo, tuve que terminar pidiendo ayuda por primera vez en mi vida porque se me hizo muy largo dos años sin ver a mi familia. En septiembre de 2021 sufrí un bajón y tuve que pedirle ayuda a una persona externa, nunca me había pasado algo así. Recién cuando pude ir, a fin de año, y llegué allá, me di cuenta realmente cuánto necesitaba de ese viaje. Me había agarrado un bajón terrible, estaba triste, nunca me había pasado algo así. Extrañaba un montón, fue muy duro. Fui a Pehuajó y después este año arranqué ganando en Miami. -¿Qué se siente al llegar a Ezeiza? -A veces la gente te ve de afuera y piensa que somos máquinas, pero nosotros lo único que hacemos es jugar al pádel, somos como todos. Cuando llego a Ezeiza mis papás nos están esperando en el aeropuerto, viajan siempre a recibirnos. Y desde que tengo hijos hago siempre lo mismo, los dejo que vayan adelante para que el primer abrazo se lo den los abuelos a sus nietos. Y yo los miro de atrás, es como ver una película, lo tengo filmado, es impresionante. -¿Qué te genera ver esa escena? -Por orden cronológico, tus abuelos se mueren antes que tus padres. A mí me pasaba que yo venía de visita desde España y a mis abuelos les daba un beso a final de enero al despedirme, y cuando volvía en diciembre para verlos otra vez no sabía si les iba a dar un beso o les tenía que llevar una flor. Muchos años les daba un beso, hasta que hubo un año que les llevé una flor. Entonces, claro, yo ganaba torneos y me iba bárbaro, pero son cosas que ni se comparan. -¿Cómo ves el país a la distancia? -Yo leo todos los días los medios de Argentina. Y lo que me duele hoy es que cuando alguien viaja al exterior solamente cuentan los casos de éxito. "Se fue, abrió un bar en Australia y hoy es dueño de una cadena de 200 bares". ¿Sabés la cantidad de veces que ese flaco habrá llorado solo extrañando a su familia? Es muy difícil irse de tu país. Yo me fui siendo profesional y como número 1, tenía todo resuelto y extrañaba igual. Tener que irte a romperte el cu... a otro país, no sé. Yo no soy de la idea de empujar a la gente a que se vaya, yo preferiría educarla para que trabajemos por nuestro país, para que lo saquemos adelante. Yo me tuve que ir por mi profesión, pero extraño como el primer día. -¿Tenés amigos con la inquietud de irse de la Argentina? -Un montón. Muchos. Y están los que se fueron y tuvieron que volver. ¿Sabes la cantidad de gente que pasó tres o cuatro años y se tuvo que volver? Extrañás. Yo estoy muy feliz en Barcelona, pero sigo extrañando estar en Pehuajó. Voy a ver al Barcelona, pero yo quiero ver a San Martín de Pehuajó. Afuera no es lo mejor, es un arma de doble filo pensar eso. Yo viví 20 años en la Argentina y 22 afuera. Y a mí me fue bien... Pero, así y todo, extrañás.   París. Enviado especial Diario Clarín.
OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias