jueves 18 de abril de 2024 - Edición Nº1557

Deportes | 27 may 2020

Lejos de la fama, cerca de la red


En el día de mañana habrá de cumplirse el primer aniversario de la desaparición física de un futbolista argentino que alguna vez visitó Pehuajó para enfrentar a un equipo local. Un jugador que resultó fundamental para sus equipos, pero que por esas razones inexplicables, no alcanzó la trascendencia mayúscula que quizá merecía: Miguel Ángel Juárez. El querido “Negro” Juárez falleció a los 64 años de edad luego de luchar contra una cruel dolencia que terminó apagando su vida durante el otoño del año próximo pasado. Nacido en la ciudad de Rosario, el 2 de febrero de 1955, se incorporó a las divisiones menores de Rosario Central, donde consiguió debutar en primera división durante la temporada de 1975. Por entonces el plantel “canalla” contaba con delanteros de la talla de Bóveda, Cabral y Kempes, a los que sumaban Hugo Zavagno y el Cai Aimar cuando pasaban al ataque. También estaba Víctor Mancinelli esperando su oportunidad en la ofensiva rosarina. Juárez solo consiguió jugar 10 partidos en primera entre 1975 y 1976, marcando un solo gol y siendo transferido a Platense donde encontraría su lugar en el corazón de una hinchada que supo idolatrarlo. Fue figura durante las tres primeras temporadas pero en equipos que año a año quedaban en los últimos puestos y debían afrontar dramáticas definiciones para quedarse en primera y no descender a la B. Y con los goles de Juárez, el Calamar consiguió salvarse del descenso, aun en 1979 cuando debió jugar un cuadrangular final con Atlanta, Chacarita y Gimnasia y Esgrima La Plata, equipos que, durante el torneo, se habían mostrado superiores al conjunto marrón que ya había inaugurado su nuevo estadio en Vicente López, reducto donde Juárez tuvo el honor de marcar el primer gol. El cuadrangular, del que solo se salvaría el ganador, era peor que los llamados: “grupos de la muerte”. Cada partido era una final. Y cada final un sufrimiento atroz para el corazón de los hinchas. Sin embargo, de la mano de Juárez que resultó el goleador del torneo reducido, Platense ganó el cuadrangular y se quedó en primera. Para 1980, con el polaco Cap como entrenador y con algunas incorporaciones que, obviamente, no fueron de las que sacuden el mercado, Platense conformó un buen plantel y el técnico supo encontrar el equipo. El campeonato se puso en marcha y Platense empezó a sumar y sumar. Parecía increíble para sus hinchas que el equipo, después de varios años, no peleara el descenso, pero más increíble resultaba verlo encaramado entre los puestos de vanguardia peleándole el campeonato a un poderoso River y al Argentinos Juniors de Maradona. Cumplidas las 36 fechas del extenso torneo Metropolitano de 1980, Platense terminó en el tercer lugar detrás de River que fue el campeón y de Argentinos, igualando en puntos con Talleres de Córdoba. Salvo el campeón, el resto de los grandes quedaron lejos. Boca fue 7º, Racing 11º, Independiente 14º y San Lorenzo 16º entre 19 equipos participantes. Para el Nacional de ese año, el Calamar integró la zona D y tras cumplirse los 14 partidos, finalizó igualando el segundo puesto con River, detrás de Instituto de Córdoba que ganó el grupo, pero por diferencia de gol pasó el equipo de Núñez y Platense quedó eliminado. Igual fue una temporada brillante. Jugó 50 partidos oficiales, ganó 19, empató 20 y perdió 11 sumando los dos torneos. Una campaña donde Miguel Ángel Juárez fue figura. Para el Metropolitano de 1981, revolucionado por la llegada de Maradona a Boca, Platense mantuvo el equipo con miras al debut programado para el domingo 22 de febrero de ese año, pero quince días antes del inicio del torneo, visitó la ciudad de Pehuajó para enfrentar, en un partido amistoso, al primer equipo de Calaveras que se preparaba para debut en el exigente campeonato regional de entonces, torneo semiprofesional donde el fútbol pehuajense participaría por primera vez. Platense presentó todos sus titulares habituales en una formación integrada por: Carlos Ángel Biasutto, Osvaldo Roberto Cortés, Luis Alberto Sánchez Sotelo, Jorge Daniel Guyón y Heriberto Luis Correa; Carlos Picerni, Horacio Arturo Magalhaes y Raúl Humberto Grimoldi; Ramón César Bóveda, Enrique Eduardo Oviedo y Miguel Ángel Juárez, siendo designados para el banco de los relevos: Héctor Tocalli, Claudio Juan Viscovich, Alberto Jesús Gómez, Claudio Ginani y Eduardo Aníbal Anzarda, mientras que Calaveras, dirigido por Ricardo Félix Alonso, salió al campo de juego con: Juan José Patiés, Roberto Lisi, Sergio Lippi, Hugo Marinello y Hugo Déboli; Ángel Goncálvez, Mario Amado y Osmar Giménez; Enrique Osmar Antonio, Alfredo Badino y Rubén Omar Tolosa. Como eventuales relevos quedaron: Ricardo Villalba, Walter Junco, José Luis Lamanna, Rodolfo Pascual y Eduardo Canelo. Pasada la primera media hora de juego, Grimoldi abrió la cuenta para Platense cuando se hizo espacio en el área y, frente a dos defensores, sacó un remate que superó a Patiés. En el segundo tiempo Déboli anotó el empate sobre los diez minutos cuando aprovechó un rebote en Tocalli y definió sin problemas. Sobre el final, cuando la visita merecía largamente la conquista, Oviedo anotó el gol del triunfo. Ganó Platense 2 a 1, pero Calaveras jugó su mejor partido de lo que se había visto hasta allí en su etapa preparatoria. Platense era un equipo que mostraba un muy buen entendimiento de conjunto y su gente esperaba con grandes expectativas el nuevo torneo, sin embargo apareció Ferro Carril Oeste que, buscando darle el toque final a su equipo con la incorporación de un delantero de alto nivel, terminó llevándose a Juárez. Platense dejaba ir al hombre que había alegrado sus tardes, al que le había puesto una sonrisa a la tristeza. Y lo sintió. Pero Ferro, con la base propia, solidez defensiva, un mediocampo dinámico y el entendimiento mostrado por Juárez, el uruguayo Jiménez y el paraguayo Cañete, le peleó el campeonato al Boca de Maradona y Brindisi hasta el final. Boca fue campeón con un solo punto de diferencia sobre Ferro tras 34 partidos. Inmediatamente el verde fue gran protagonista del torneo Nacional de ese año, ganando su zona y pasando a las instancias decisivas junto al River de Kempes que clasificó en segundo lugar, pero tras superar los cuartos y las semifinales, Ferro y River se encontraron en la final y allí ganó el Millonario. Ferro, durante el año y sumando ambos torneos, fue el equipo que más puntos cosechó pero debió conformarse con dos subcampeonatos. No obstante al año siguiente ganó el torneo Nacional que terminó cuando se estaba disputando el Mundial de España y por ello los medios no tuvieron mucho espacio para el nuevo campeón que tuvo en Miguel Ángel Juárez al goleador del certamen con 22 anotaciones. Ferro siguió siendo protagonista pero Juárez, tras jugar más de 100 partidos con la casaca verde y marcar 39 goles, pasó a Talleres de Córdoba, retornó luego a Platense y dejó el fútbol profesional argentino en la temporada 1985/86 jugando nuevamente en el tallarín cordobés. En total, jugó 266 partidos oficiales en el fútbol de nuestro país y marcó 91 goles. Fue un delantero que, aunque siempre se movió como puntero izquierdo, supo mostrar una muy buena velocidad y envidiable potencia goleadora. Veterano, jugó en el Deportivo Matienzo, de Pujato, Santa Fe, en un fútbol amateur antes de colgar definitivamente sus botines cargados de goles y tardes felices. En abril de 2010 fue invitado al estadio de Platense y previo al encuentro que el local debía jugar ante la Comisión de Actividades Infantiles (CAI) por el torneo Nacional B, recibió un merecido homenaje del numeroso público calamar que acudió a sumarse al tributo con aplausos cargados de emoción y agradecimiento. Víctima de una impiadosa enfermedad, Miguel Ángel Juárez, el goleador, falleció el 28 de mayo de 2019, dando lugar a una infausta noticia que recorrió las redes sociales como póstumo adiós a un grande que, por esas cosas de la vida, no trascendió como tal vez merecía. No fue un goleador explosivo ni marcó una cantidad superlativa de goles, pero hizo goles determinantes por lo que bien puede afirmarse que fue un goleador decisivo, que no hizo goles para inflar resultados sino cuando su equipo lo necesitaba. Y eso, quizá, sea lo verdaderamente importante. Roberto F. Rodríguez. Foto 1: Platense en Pehuajó (1981). Parados: Sánchez Sotelo, Magalahes, Guyón, Biasutto, Correa y Cortés. Hincados: Bóveda, Picerni, Oviedo, Grimoldi y Juárez. Foto 2: Juárez en Ferro marcando un gol contra Talleres de Córdoba. Foto 3: Gol en la final del Nacional 1982 ante Quilmes, la tarde de la consagración. Foto 4: Homenajeado en Platense en 2010.
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