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Deportes | 17 mar 2023

“Nacho” Falcón: el pehuajense que juega en Islandia y trabaja de pintor


Trabaja ocho horas al día y entrena. "Me contrataron para hacer las dos cosas", apuntó el pehuajense en una nota de Diario Olé. El pehuajense Juan Ignacio “Nacho” Falcón, hijo de Roberto, el popular “Coco”, reconocido piloto del automovilismo nacional e internacional, hizo las Inferiores en Independiente de Avellaneda, club del que es fanático al igual que su papá, recaló en el Ascenso de Islandia, donde los clubes también les dan empleo a sus futbolistas. LA NOTA DE DIARIO OLÉ Cuando uno habla del fútbol europeo, piensa en las grandes ligas, sus prestigiosos torneos internacionales y los históricos equipos repletos de cracks con mística copera. Pero eso sucede en los países centrales del universo de la pelota. En Islandia, por caso, algunos equipos de Primera y todos los del Ascenso contratan a sus jugadores con un fichaje mixto: se entrenan, juegan y trabajan ocho horas al día en empresas y comercios de la isla, todo por el mismo sueldo. Juan Ignacio Falcón, un argentino que hizo Inferiores en Arsenal e Independiente, puede dar cuenta de ello: juega en la Tercera división del fútbol islandés y así como hasta hace poco trabajó de pintor, ahora será aeroportuario. “Trabajo ocho horas y a la noche me entreno con el equipo. El club me da la casa y el almuerzo, así que casi todo lo que gano lo puedo ahorrar”, le cuenta el delantero de 24 años a Olé.. -¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol argentino? -Yo soy oriundo de Pehuajó y cuando era más chico jugaba en clubes que quedaban relativamente cerca de mi pueblo. Mi carrera en categorías juveniles arranca en Arsenal, donde hice Novena y Octava. De ahí salté a Independiente, donde estuve desde Séptima hasta Quinta y compartí equipo con varios jugadores que hoy están en Primera, como Ezequiel Barco, Sergio Barreto, Ayrton Costa o Chaco Martínez. Ya la Cuarta división la hice en Agropecuario y luego me fui a Italia. -¿Y cómo terminaste en Islandia? -Siempre estoy buscando algo para estar mejor. Y en ese sentido, hay que ir a tocar puertas. Por eso envié mis videos y un curriculum para que me tuvieran en cuenta. -Así, ya recorriste varios países de Europa… -Arranqué por Italia en el 2019 jugando en el Palestrina, luego pasé por República Checa (FC Victoria Zizkov), por un club de la Primera de Finlandia (OTP United) y ahora estoy en el ascenso islandés. Cuando llegó a Islandia, Nacho fichó por el UMF Tindastóll, de la Tercera, y ahí se enteró de que todos los jugadores de la isla firmaban contrato con los clubes para jugar, pero también para trabajar… -¿Te sorprendió? -Fue algo nuevo para mí, porque hasta ese momento yo solo jugaba al fútbol y tuve que armarme una nueva rutina y aprender otras cosas. Cuando recibí la propuesta para ir a jugar a Islandia me comentaron los términos y condiciones del contrato y, cuando estaba por firmar, me contaron que los jugadores acá también trabajaban… -¿Y de qué trabajaste? -Fui pintor en una pinturería. Compartí el trabajo con el arquero y con el central del equipo, lo que lo hacía más llevadera la jornada laboral. -¿Cómo era tu rutina entre trabajo y fútbol? -Mi día arrancaba temprano, a las ocho de la mañana, cuando empezábamos en el trabajo. Al mediodía hacíamos un parate para el almuerzo y luego seguíamos hasta las cuatro de la tarde. Eran 8 horas diarias y de ahí nos íbamos a entrenar, desde las 17:00 hasta las 18:30. Con eso terminaba mi rutina. -¿Solamente te desempeñaste como pintor? -Sí, por ahora solo en la pinturería. Y cuando me necesitaban, daba una mano en el club haciendo de árbitro en los partidos de los chicos de juveniles. -¿Sabías algo de pintura? -¡No sabía nada! Pero cuando llegué, los chicos me atendieron diez puntos y me explicaron la modalidad de trabajo hasta que me acostumbré. Para esta temporada, el delantero cambió de equipo: ahora jugará para el RB Keflavik de la Cuarta División. -O sea que, si cambias de equipo, también cambiás de trabajo... -Claro. Cada trabajo depende del club para el cual juegues. En este caso, el presidente del Keflavik tiene muchos contactos con gente del aeropuerto y sé que a sus jugadores los hace trabajar ahí. Todavía no tengo bien en claro el puesto laboral en sí, pero seguro que ahora me toque trabajar ahí. -¿Y todos los jugadores trabajan en esta liga semiamateur? -Todos. En el Ascenso al menos, todos. Y en Primera División, la mayoría excepto algún extranjero de renombre. Esos sí no trabajan... -¿Cómo es tu vida allá? -La verdad que muy tranquila. Islandia tiene mucha naturaleza y es un país muy seguro. Quizá lo que no acompaña mucho es el clima, porque hace demasiado frío. Pero la calidad de vida es muy buena. -¿El sueldo te alcanza? -Sí, y lo intento ahorrar lo más que pueda, porque los clubes te brindan casa y comida. -¿Y si tenés que compararlos, cuál es la diferencia entre el fútbol argentino y el de Islandia? -El ritmo de juego, porque el de Argentina es mucho más rápido, y el clima. Acá en el entretiempo los jugadores se cubren con frazadas y toman café. Al principio fue muy loco verlo, pero me fui acostumbrando. -La participación en el Mundial de Rusia fue un avance muy grande para el fútbol islandés. -Totalmente. El Mundial cambió muchas cosas en el fútbol de la isla y lo profesionalizó en varios aspectos. El gran papel de la Selección ante la Argentina demostró que los futbolistas islandeses están preparados para jugarle de igual a igual a cualquier equipo. Por Matías Mancuso (Diario Olé)
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