El País | 26 ago 2024
EDITORIAL
A 13 años de la desaparición de Germán Casarini: Un dolor que no cesa
Hoy, como cada 26 de agosto desde hace trece años, Pehuajó recuerda con un nudo en el pecho la desaparición de Germán Casarini, un hecho que dejó una marca indeleble en nuestra comunidad. Trece años de incertidumbre, angustia y una búsqueda que no ha cesado, pero también de resistencia, esperanza y memoria.
Germán fue visto por última vez aquel viernes 26 de agosto de 2011, cuando con tan solo 36 años su vida se desvaneció en circunstancias tan misteriosas como inquietantes. Esa misma noche se halló su vehículo, una Ford Ranger, abandonada con las llaves en su interior. Fue el inicio de una pesadilla que, a pesar de los innumerables esfuerzos, aún no ha encontrado su desenlace. Operativos por tierra, agua y aire se sucedieron durante meses, pero el silencio siguió siendo implacable.
Este suceso sacudió a todo Pehuajó, generando marchas, manifestaciones y un clamor constante de justicia, liderado por la familia de Germán.
El juicio oral y público en 2015 trajo consigo la absolución de Verónica Murgia, ex pareja de Casarini, de los cargos de “Privación ilegítima de la libertad agravada” y “Encubrimiento agravado”. La justicia señaló que, aunque la materialidad del delito fue acreditada, la participación voluntaria de Murgia no pudo ser comprobada. La sombra de Gustavo Rodríguez, señalado como autor de la desaparición, y que luego se quitó la vida, sigue siendo un eco perturbador en esta historia, dejando cabos sueltos y un dolor inabarcable para la familia de Germán y la comunidad.
La desaparición de Germán, según los detalles ventilados en el juicio, habría sido el desenlace trágico de un conflicto sentimental. Sin embargo, el cuerpo de Casarini nunca fue hallado, y ese vacío físico y emocional es el que aún sigue pesando en todos nosotros.
Treinta y seis años tenía Germán cuando su vida fue truncada. Hoy, Pehuajó lo sigue recordando como aquel joven con un futuro por delante, cuyas esperanzas fueron cortadas abruptamente. Trece años después, el eco de su nombre sigue resonando en las calles y en los corazones de quienes lo conocieron. Su familia no ha bajado los brazos, y tampoco lo ha hecho nuestra comunidad, que sigue pidiendo respuestas, justicia y, sobre todo, verdad.
Porque Pehuajó no olvida, y Germán sigue presente. Cada 26 de agosto, el dolor y la lucha se renuevan. La esperanza de que algún día la verdad completa salga a la luz, nos mantiene firmes. Trece años después, seguimos aquí, recordando a Germán Casarini y exigiendo que su historia no se apague en la oscuridad del silencio.