Carlos Méndez, quien prácticamente levantó el Auditorio desde cero con sus propias manos, anunció que el cierre marcó el fin de un ciclo muy importante en su vida. "En octubre di por terminado este capítulo, que fue de gran esfuerzo y también de muchísimas satisfacciones", expresó Méndez, quien además destacó el apoyo y la colaboración que recibió de la comunidad de Pehuajó a lo largo de los años.

En un gesto que simboliza su generosidad y compromiso social, Méndez regaló las butacas del Auditorio, que eran originarias del Cine Zurro, a una iglesia local. Según explicó, no pudo realizar el desmantelamiento de las mismas debido a restricciones médicas, pero los integrantes de la iglesia se encargaron de retirar las butacas y trasladarlas.

El Auditorio del Arte fue más que un cine: fue un espacio cultural único que albergó proyecciones, eventos y actividades que dejaron una huella imborrable en la ciudad. Méndez, apasionado por el cine y la creatividad, quiso resaltar que el proyecto fue una extensión de su amor por la cultura y la conexión comunitaria. Aunque el Auditorio cierre sus puertas, su legado quedará en la memoria de Pehuajó como un ejemplo de esfuerzo y dedicación.

Desde aquí, solo queda desearle a Carlos Méndez lo mejor y agradecerle por tantos momentos compartidos en la pantalla grande.