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Sequía: un informe indica que se podría perder hasta el 24% de la soja y el maíz
Son estimaciones de la Bolsa de Cereales. La entidad alertó por el impacto en la economía nacional de la sequía que afecta a la cosecha gruesa.
Las pérdidas de producción de maíz y soja como consecuencia de la sequía podrían llegar hasta el 24%, con el consiguiente impacto en la economía nacional, alertó un informe de la Bolsa de Cereales.
Partiendo de un escenario base, en el que podrían obtenerse 57,6 millones de toneladas de maíz y 48,5 millones de toneladas de soja, la entidad empresaria puntualizó que, con sequía moderada, la producción podría disminuir un 14% y 13% respectivamente.
Pero en el caso de un escenario de sequía severa, las pérdidas de producción podrían llegar a 24% (para el maíz) y 23% (la soja).
En su reporte “Impactos económicos de escenarios de sequía”, la Bolsa de Cereales estimó que estos shocks de producción en soja y maíz producirían una caída del Producto Bruto Agroindustrial (PBA) de 6,1% (unos U$S2.726 millones, o 0,6% del PBI) en el caso de una sequía moderada, y del 9% en una severa (U$S3.830 millones, o 0,8% del PBI), en relación al escenario base.
La situación sería peor de no existir una compensación vía precios internacionales, con una caída de U$S5.903 millones (1,2% del PBI, sin incluirse efectos indirectos), evaluó la entidad.
A la vez, puntualizó que los recursos fiscales disminuirían entre U$S769 y U$S951 millones, según sea el escenario de sequía moderado o severo, y el valor exportado por las cadenas de cultivos extensivos podría disminuir entre U$S1.998 y U$S2.507 millones a raíz de la sequía, siempre con relación al escenario base.
De omitirse una mejora en los precios internacionales, el impacto podría duplicarse, con caída de exportaciones por más de U$S 5.000 millones, de acuerdo con el reporte.
En este marco, la Bolsa de Cereales consideró que si bien las últimas lluvias han traído algo de alivio para muchas regiones, nuevas precipitaciones serán necesarias a lo largo de febrero para mantener las expectativas de rinde.
También indicó que si bien los escenarios de sequía podrían tener “efectos significativos” para la economía argentina, aclaró que “existen muchos factores por definirse, como el grado de afectación final de la producción, y de la posible compensación vía mayores precios internacionales”.
No obstante, señaló que campañas que transcurren bajo condiciones climáticas extremas como la actual, “ponen de relevancia la necesidad de desarrollar una política integral para la gestión de riesgos, tanto climáticos como de mercado, a los que se enfrentan estas producciones”.

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Preocupan los números de la producción de soja: esta campaña sería la peor de últimos 23 años

Hay preocupación en el agro y eso se puede ver a través de los números que arrojó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), que en su último informe volvió a recortar la estimación de producción de soja en cuatro millones de toneladas con respecto a la semana anterior, pasando así de 29 millones a 25 millones de toneladas.
Así, la actual campaña queda ubicada solo por encima de la producción de 20,1 millones de toneladas producida en el ciclo 1999/2000. Estos números sin dudas generan una gran preocupación debido a la extrema sequía.
Por otro lado, la entidad bursátil también redujo la previsión de cosecha de maíz en 1,5 millones de toneladas, de 37,5 millones a 36 millones de toneladas. En este sentido destacaron que “continúan siendo afectados por las altas temperaturas”.
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Suspenden por cuatro meses más la resolución de Vidal sobre agroquímicos

El Gobierno bonaerense decidió prorrogar por cuatro meses más la suspensión de la resolución 246/18 sobre pautas de aplicación de agroquímicos, una medida dictada en 2018 por la administración de María Eugenia Vidal que tras fuertes polémicas fue dejada sin efecto por esa misma gestión.
La nueva prórroga de la suspensión fue determinada por la resolución 131/23 del Ministerio de Desarrollo Agrario, que lleva como fecha el 1 de marzo. La decisión se toma “atento a la necesidad de extender el plazo requerido para la adecuación de los criterios normativos que con sustento técnicocientífico y resultantes del proceso participativo se propician, producto del trabajo desarrollado desde la creación del Observatorio Técnico de Agroquímicos (OTA)”.
La 246 fue dictada a fines de 2018 por la entonces cartera de Agroindustria vidalista. La normativa (más permisiva que muchas ordenanzas municipales) cosechó rápidamente fuertes críticas de organizaciones ambientalistas porque no establecía distancias de prohibición para fumigaciones y limitaba las aplicaciones en las inmediaciones de escuelas sólo en horario escolar.
Luego del rechazo, el mismo gobierno de Vidal decidió suspenderla en febrero de 2019 (cuando iba a entrar en vigencia) por un año y crear un equipo interdisciplinario para elaborar un protocolo. Además, modificó el punto vinculado a las escuelas y llamó a los productores a “abstenerse en forma total de realizar aplicaciones y pulverizaciones de fitosanitarios” en las inmediaciones de estos establecimientos.
Tras el cambio de gestión, el gobierno de Axel Kicillof prorrogó la suspensión en 2020 y creó una mesa de trabajo entre el Ministerio de Desarrollo Agrario, el Ministerio de Salud, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (hoy Ministerio de Ambiente) y la Autoridad del Agua (ADA), mientras que conformó el OTA.
En el marco del trabajo interdisciplinario, la suspensión de la 246 se fue prorrogando sucesivamente, por lo que lleva más de cuatro años sin entrar en vigencia.
En la última resolución, Provincia recordó que mientras tanto se viene avanzando en distintas cuestiones como en el “sistema de gestión integral de la receta agronómica digital a través de la incorporación al sistema digital del remito y el Acta de Condiciones Técnicas de trabajo”, en la “verificación de las máquinas de aplicación” y en “la continuidad de la realización de las jornadas participativas en el territorio de la provincia de Buenos Aires en el marco del OTA”.
En esa línea también, tal como informó DIB, el Gobierno provincial creó en agosto pasado también un “proyecto de georreferenciación de las restricciones territoriales a las aplicaciones de agroquímicos” para mapear las normativas vigentes. (DIB)
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Estiman pérdidas catastróficas en la soja y el maíz

La sequía que afecta a Entre Ríos, calificada como la peor de los últimos 60 años, las altas temperaturas y las lluvias muy por debajo de los registros normales históricos, provocaron efectos negativos en la producción agropecuaria de esa provincia, donde se prevén pérdidas de US$ 600 millones entre la soja y el maíz, advirtió la Bolsa de Cereales entrerriana.
El 2022, según la Bolsa, fue el año “más seco de los últimos sesenta” períodos, y el trienio 2020/21/22, se destaca como el más seco “jamás observado”. Los registros pluviales en Entre Ríos se posicionan entre los diez más bajos de los últimos 60 años, con lluvias hasta seis veces menores a lo normal.
El estado fenológico de la gran mayoría de la oleaginosa está en etapas reproductivas, donde se evidencia un constante aborto de flores y chauchas, ya que la soja no logra avanzar en el desarrollo y permanece entre inicio y fin de formación de vainas (R3 a R4).
De las 843.000 hectáreas sembradas entre primera y segunda, sólo el 3% presenta muy buen estado fenológico; un 13% permanece en buena condición; el 60% está entre regular y mal estado; y un 24% se perdió por las condiciones climáticas.
Al analizar las imágenes satelitales a través del Índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés) que señala el verdor, densidad y salud de la vegetación, la Bolsa proyecta un rendimiento promedio de la soja de 250 kilos por hectárea.
En los ciclos agrícolas 2008/09 y 2017/18, los de menor rendimiento de la soja que se tiene registro, el valor promedio de NDVI se ubicó cercano a 0,55 (con vegetación sana y densa debería estar por encima de 0,5), pero el promedio de enero y febrero 2022/23 es de 0,46.
Por eso, la entidad bursátil consideró a la vegetación de la provincia “muy estresada y cercana a la senescencia”.
Considerando un rendimiento de indiferencia para la soja de 1.838 kilogramos por hectárea, Entre Ríos prevé una pérdida por hectárea sembrada de 1.588 kilos, lo que estima una pérdida de US$ 430 millones en toda la provincia.
Por otra parte, la Bolsa detalló que ya se cosechó el 79% de las 378.900 hectáreas implantadas con maíz de primera, con un rendimiento promedio de 2.000 kilos por hectárea, un 38% (1.217 kilos por hectárea) menos que el ciclo pasado y 64% menor (3.591) que el promedio de los últimos cinco ciclos.
Unas 50.000 hectáreas (13% del total) no fueron cosechadas para grano comercial debido a que se destinaron al consumo animal o se dieron por perdidas, lo que proyecta una producción cercana a las 657.800 toneladas, 54% menor (780.995 toneladas) al año pasado.
Finalmente, se estimó un rendimiento de indiferencia de 3.940 kilos por hectárea, por lo que se proyecta una pérdida equivalente a US$ 170 millones.