martes 23 de abril de 2024 - Edición Nº1562

Sociedad | 17 mar 2022

SOMOS MÚSICA 12 (Parte 1): ELEVÁNDONOS


Ya hemos incursionado en notas anteriores respecto a la elevación sobre el cuerpo físico que implica el tener en el pensamiento, en la preparación antes de la consumación, en la mente aquello que luego queremos manifestar. También vimos que pensar “en tres” y llevarlo a cabo en la caminata, o en el movimiento visible, nos provoca un estado un poco más alto que caminar simplemente en “dos”. Practicaremos hoy algo un poco más sutil, o bastante, pero que si confiamos e intentamos veremos lo posible de traer la música desde un lugar más alejado que la simple audición o más aún de la ejecución ya sea cantada o instrumental. Trataremos de encontrar, para esto, un lugar tranquilo, un momento descansado del día y, de ser posible, rodeado de silencio absoluto. Si esto no es posible, al menos debemos asegurarnos que no esté sonando ninguna música alrededor. Todos tenemos en la mente una canción que sabemos de memoria, que hemos cantado o escuchado, y que podemos traer a la mente en cualquier momento. Si alguien lo ha experimentado, cuando escuchábamos discos completos, teníamos idea cual era la canción siguiente a la otra y hasta nos sonaba brevemente en la pausa intermedia antes de que apareciera. De eso se trata el ejercicio de hoy: de hacer sonar músicas “en la cabeza”. Es ideal, para esta práctica, que esa música sea instrumental, pero también puede hacerse con alguna canción con letra, por supuesto. La diferencia, también, es cuestión de elevación. Es más pura, en sonido, la música instrumental en el sentido de que no nos distrae ninguna palabra, ni la voz del cantante, ni el mensaje de la canción y entonces, siendo instrumental, podemos así dejarnos llevar por el sonido mismo. Hasta las canciones cantadas suelen tener casi todas una introducción instrumental, así que estas también podrán ser útiles para la experimentación sugerida, más allá que sigamos luego con la parte cantada también y como seguramente es el ejemplo más cómodo para todos, nos quedaremos con esa idea: la de la canción cantada. Entonces, estando tranquilos y relajados, rodeados de ese silencio adquirido, intentemos “hacer sonar” esa canción. Como si pusiéramos el disco, o seleccionáramos en el dispositivo que usualmente utilizamos para escuchar música, esa canción y esperamos que empiece. Es importante eso: hacer que aparezca cuando la propia canción esté preparada para sonar. A partir de allí, observemos. Es posible que nos “suene” un momento y después se diluya, o que se nos haga más difícil continuar pero lo importante es tratar de lograr aunque sea un pequeño momento de que esa música “suene” sola y apreciar escuchando internamente lo que ocurre. No es muy distinto a cuando uno piensa algo antes de decirlo. Muchas veces antes de decirle algo a alguien, lo pensamos y hasta nos imaginamos diciéndolo para estar seguros luego en el momento de concretarlo. Pasamos muchas veces por esa experiencia y pensar la música no está ajena a eso que ya sabemos hacer inconscientemente. Y como todo se trata de ir haciendo consciente estos pequeños ejercicios, la práctica irá sorprendiéndonos con los resultados. Un gran objetivo a cumplir será que podamos “escuchar” esa música completa sin interrupciones y poder acudir a ella cada vez que se nos ocurra. En el caso de las canciones, seguramente aparecerá con la voz del cantante original o de la cantante con que hayamos conocido esa canción, pues no nos olvidemos que el primer requisito es que así sea, que sea algo muy, muy conocido y cuanto más viejo en nuestra memoria, mejor. Ya lograr esto, cumple el trabajo de hoy pero podemos ir adelantándonos a próximas partes. Podemos intentar con un fragmento de la canción de la misma manera con la cual ya procedimos pero con un agregado importante: escucharla con nuestra propia voz. Claro que para quien esté acostumbrado a cantar puede ser más fácil esta nueva manera, pero también es interesante que quien no lo hace, lo intente. También, quien se haya animado con una música instrumental, puede hacer el intento de “cambiar” los instrumentos originales por los que elijan, libremente. Después de todo, como la vida, todo se trata de un juego. Ampliaremos. Gustavo Joaquín Hernández
OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias