jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1564

Sociedad | 22 ago 2020

La caída de un dilecto hijo de Pehuajó


El 22 de agosto de 1923, hace 97 años, una infausta noticia para los pehuajense se difundió desde la lejana Europa: había muerto trágicamente el teniente de fragata Esteban Zanni, perteneciente a la Aviación de la Armada Argentina que se encontraba cumpliendo una misión en Italia. Esteban era hermano menor del ya por entonces muy famoso capitán Pedro Zanni, figura de la aviación argentina. Para mayor precisión, es justo mencionar que era el menor de todos los hijos del matrimonio conformado por don Pedro Zanni y doña Dominga Senini, ambos de nacionalidad italiana, con la particularidad que las dos mayores, María y Dominga, habían nacido en Olavarría, primer asentamiento del referido matrimonio de inmigrantes que arribó a nuestro país a fines del Siglo XIX. No permanecieron demasiado tiempo allí. Con niñas de muy corta edad y la constante amenaza de los indios que llevaban adelante crueles incursiones en toda esa zona, decidieron mudarse a una incipiente Pehuajó, porque esta población estaba protegida de la invasión indígena por la denominada Zanja de Alsina, lo que constituía un desalentador obstáculo para los malones y, en consecuencia, proveía de cierta seguridad a los pobladores. En Pehuajó nació Pedro, luego Juana, y el 5 de enero de 1896 doña Dominga dio a luz al quinto heredero, en este caso, Esteban. EL SUEÑO DE VOLAR Cinco años menor que Pedro, encontró en ese hermano mayor un verdadero referente y cuando éste se enroló en la Aviación del Ejército Argentino, Esteban quiso seguir sus pasos pero su padre no lo permitió, más allá que Pedro tampoco lo aconsejaba. Con el sueño de aviador reprimido, Esteban se incorporó a la Armada. Su familia quedó conforme. El joven navegaría los mares del mundo pero no andaría volando por los aires. Tenía apenas 15 años de edad cuando quedó inscripto como aspirante y comenzó sus estudios en la Escuela Naval Militar de la Nación, donde al año siguiente y siendo el primer promedio de su promoción tuvo el honor de ser el abanderado. Egresó en noviembre de 1914 como guardia marina y fue promovido a alférez de fragata en diciembre de 1916, mientras que, tres años después, ascendió a alférez de navío. LOS MARES Mares y puertos aparecían en su vida y aquel sueño de ser aviador parecía haber quedado en el olvido, como un capricho juvenil, nada más. La familia estaba más tranquila, aún cuando Pedro ya había obtenido lauros significativos para la aviación y marchaba en búsqueda de abrir nuevas rutas aéreas. UNA OPORTUNIDAD Pero no todo iba a quedar así. Para 1920 la Armada Argentina decidió incorporar aviones a su potencial de defensa y se llamó a inscripción para pilotos navales. Naturalmente, uno de los primeros en anotarse fue Esteban Zanni, cuyo sueño de ser aviador se concretaría al fin. Con 24 años de edad, no tenia que rendir cuentas a nadie por su decisión ni pedir permiso alguno, por lo que la felicidad pareció sonreírle por completo y a la familia no le quedó más camino que apoyarlo. El curso correspondiente debió realizarlo en la Estación de Aviación Naval de los Estados Unidos ubicada en Pensacola, donde se incorporó en mayo de 1920 y egresó seis meses después como piloto naval capacitado para pilotar aeroplanos, dirigibles y globos aerostáticos, luciendo excelentes calificaciones. LA VUELTA AL MUNDO Para 1922, el capitán Pedro Zanni dio forma a la idea de encarar una nueva proeza: dar la vuelta al mundo en avión por la ruta más larga, es decir siguiendo la línea del Ecuador, pero acompañado por su hermano Esteban, el cual aceptó y ambos pusieron manos a los preparativos y trámites legales que, seguramente llevarían mucho tiempo. EL AMOR Esteban inició una relación sentimental con la hermosa joven Valentina Fernanda Lugones, perteneciente a una distinguida familia lugareña, dado que era hija de don Antonio Lugones, quien llegó a desempeñarse con Juez de Paz, y de doña Valentina Fernández, familia que tenía su domicilio en una amplia casona ubicada en la esquina Oeste de la intersección de Bartolomé Mitre y Adolfo Mitre, la cual aún se conserva, aunque esas calles se denominen en la actualidad como Dr. Raúl Alfonsín y Teniente de Fragata Esteban Zanni. Fue allí, donde en septiembre de 1922 los referidos novios celebraron su unión matrimonial, la cual fue bendecida por el párroco Ricardo Grela Ponte, actuando como padrinos el señor Antonio Lugones y la señora María Zanni de Bevilacqua, hermana mayor de Esteban, y firmando como testigos reconocidos vecinos como el Dr. A. Bogliano, José A. Flores, Félix Herrero Laporte y Nicolás Trejo. LA TRAGEDIA Muy bien calificado en su carrera, Esteban fue enviado a Europa en misión especial que demandaría varios meses, en los que debería visitar fábricas de aviones y probar aeroplanos a fin de recomendar a los que considerara mejores para la Armada Argentina. El viaje le vino muy bien y lo hizo acompañado de su flamante esposa en una soñada luna de miel en territorio europeo. En agosto de 1923 y encontrándose en Italia, Esteban se dispuso a realizar una tercera prueba con un hidroavión Dornier Wal-Liberty, junto al piloto alemán Meyer y a los mecánicos Tomberk, también alemán, y el argentino Miguel Palacios. Era la tarde del 22 de agosto y se trataba de lo que debió ser algo rutinario pero imprevistamente el aeroplano se precipitó sobre las aguas del Mar de Liguria y solamente Palacios consiguió sobrevivir. Una enorme consternación se apoderó de Pehuajó, cuya gente esperó los restos del infortunado hijo caído en cumplimiento de su deber. EL FUNERAL El 9 de enero de 1924 y en el vapor “América”, llegaron al país los restos mortales de Esteban Zanni, siendo recibidos con todos los honores correspondientes para quien fue considerado como primer mártir de nuestra aviación naval. Trasladados los restos a Pehuajó, se llevó a cabo un multitudinario funeral, donde representantes de distintas instituciones de la ciudad ofrecieron un discurso en honor del ilustre pehuajense caído. Para entonces, más precisamente desde el 1 de octubre de 1923, se había denominado como Teniente de Fragata Esteban Zanni a la calle Adolfo Mitre, a partir de Avenida Balcarce hacia el Sur, colocándose una placa alusiva en lo alto de una de las paredes de la casona de los Lugones donde aún se conserva. Los restos de Esteban Zanni se encuentran desde entonces en el cementerio de nuestra ciudad, en una bóveda familiar, sobre la que pueden observarse diferentes placas que hacen referencia a una fecha: el 22 de agosto de 1923 cuando ese joven lleno de vida y al que se le auguraba un venturoso futuro, pasó a la inmortalidad dejando un enorme vacío y legándonos el orgullo de recordarlo como un dilecto hijo de la Nación y de Pehuajó. Roberto F. Rodríguez.
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