Deportes | 11 jun 2022
Elasticidad, audacia y reflejos
Llegó a Pehuajó poco después de haber cumplido sus 19 años, integrando la cuarta división de Boca Juniors que enfrentaría en nuestra ciudad a un seleccionado de jóvenes valores locales. Era prácticamente un desconocido más, pero pronto mostró sus credenciales.
SÁNCHEZ
Rubén Omar Sánchez, dado que de él se trata, nació el 29 de julio de 1945 en la Capital Federal y aunque surgió a la notoriedad como un arquero de gran futuro, producto de la cantera xeneize que funcionaba en el recordado predio conocido como: “La Candela”, es justo mencionar que tuvo un primer paso por Vélez Sarsfield, a donde llegó con edad de quinta división, pero sin demasiadas posibilidades de jugar porque el titular en dicha categoría era un joven muy identificado con la institución de Liniers y con reconocidas condiciones: José Miguel Marín, el popular “Gato”, quien llegaría a ser un verdadero artífice del primer título obtenido por Vélez en la máxima división al ganar el campeonato Nacional de 1968. Pero en aquel entonces corría el año 1962 y Sánchez quería jugar, aunque no lograba oportunidades como para asentarse en tan ingrato puesto del fútbol.
BOCA JUNIORS
Empujado por la ansiedad juvenil y por la poca paciencia propia de su edad, decidió dejar la entidad velezana y pasó a Boca Juniors, donde en 1964 y con 18 años, se incorporó a la cuarta división. Fue entonces con el plantel de esta categoría que visitó nuestra ciudad, siendo el arquero de un equipo reforzados con algunos valores de la tercera división.
EN PEHUAJÓ
En el invierno de 1964, y con motivo del aniversario de la fundación del Club Atlético Boca Junior de Pehuajó, sus dirigentes contrataron a la cuarta división de Boca Juniors de la Capital Federal para disputar un encuentro amistoso entre estos promisorios valores a nivel nacional y un seleccionado de jóvenes jugadores de diferentes equipos de la Liga Pehuajense de Fútbol.
El encuentro se disputó el 17 de agosto de ese año en cancha del Boca lugareño y la joven selección local alistó a: Rodríguez, Crudelle y Buratti; Farías, Veinticinque y Saavedra; Manuel Hernández, Célis, Precopio, Mazzoconi y Héctor Hernández.
La visita, por su parte, presentó una juvenil formación integrada por: Sánchez, Biscochea y Policastro; Raspo, Pla y Rodríguez; Rivero, Cambareri, Rojas, Molina y Finkelbert.
CEREMONIA
Previo al encuentro, se realizó una sencilla ceremonia en el centro del campo de juego, donde estuvo Sánchez por ser el capitán de su equipo. Allí, el conjunto visitante fue objeto de homenajes, siéndoles entregados a los integrantes del plantel, banderines y flores.
EL PARTIDO
El partido tuvo ribetes muy atractivos, especialmente en el primer tiempo, con fútbol muy bien jugado y maniobras que despertaron el aplauso del público. Es cierto que el local se puso en ventaja a los 11 minutos por intermedio de Manuel Hernández, pero para entonces, el arco pehuajense había sido sacudido en dos ocasiones. Primero por un remate de Pla que dio en el palo y luego por un disparo de Rojas que estremeció el travesaño.
Horacio Mazzoconi estiró diferencias, pero en la segunda etapa con goles de Adorno (reemplazante de Rojas), Rodríguez y dos de Finkelbert, la visita pasó a ganar por 4 a 2. Solo al final, los locales pudieron acercarse en el marcador mediante una nueva conquista de Mazzoconi que dejó el marcador en 4 a 3 para Boca Juniors y que resultó definitivo.
Sánchez cumplió una buena labor, aunque fue reemplazado por Martínez, entre los diversos cambios que introdujo el técnico visitante.
Así pasó por primera vez por Pehuajó, el arquero Rubén Omar Sánchez, integrante de la cuarta división de Boca Juniors que, ese mismo año, ganó el campeonato de su categoría.
TERCERA
Promovido inmediatamente a la tercera división xeneize, en 1965 fue arquero del equipo que cumplió muy buena campaña en el torneo de su categoría, siendo gran protagonista de la lucha por el título. Y con ese equipo, visitó por segunda vez nuestra ciudad.
NUEVA VISITA
El 22 de agosto de ese año, y con motivo de un nuevo aniversario del club boquense lugareño, se disputó un encuentro amistoso, nuevamente en cancha de Boca, entre un seleccionado local, compuesto por futbolistas con trayectoria en la primera división, y la tercera de Boca Juniors de la Capital Federal.
OTRA GOLEADA
La selección local presentó un equipo integrado por: Carlos, Quarteroni y Longo; Tito Arive, Saavedra y Mazzoconi; Larroudé, Roldán, Pedro Avendaño, Núbile y Mariani, mientras que Boca lo hizo con: Sánchez, Gianín y Gómez; Raspo, Pla y Peradoni; Valentucone, Oviedo, Acosta, Novello y Catalano, siendo este último, jugador del plantel profesional xeneize.
Los jóvenes boquenses resultaron claros dominadores del encuentro, demostrando muy buena técnica, un mayor entendimiento entre ellos y un gran sentido práctico, por lo que no extrañó que terminaran imponiéndose categóricamente por 5 a 2. Novello (en dos ocasiones), Pla, Valentucone y Catalano, marcaron para la visita, mientras que Larroudé y Mariani convirtieron para los pehuajenses.
El juvenil conjunto auriazul resultó subcampeón del torneo de AFA, pero al año siguiente se quedaron con el título en el torneo de reservas con un equipo formado por: Sánchez, Abel Pérez y Satle, Raspo, Nicolau y Ovide; Ponce, Suñé, Valiente, Novello y Romero.
DEBUT OFICIAL
En agosto de ese mismo año 1966, y como consecuencia que el plantel profesional boquense estaba disputando un torneo internacional en Marruecos, los juveniles que lideraban el torneo de reservas debieron integrar la primera división, en un debut absoluto para muchos, entre los que estaba Rubén Sánchez. Fue ante River y en el Monumental, encuentro en el que el experimentado elenco profesional riverplatense se impuso por 2 a 0, aunque el juego de los juveniles xeneizes resultó elogiado por la prensa.
SU CHANCE
Sánchez ya era de primera, pero en el arco mayor boquense seguía Antonio Roma, figura de relieve internacional e ídolo indiscutido de la parcialidad azul y oro, por lo que Sánchez debió esperar, y recién en 1968 tuvo su oportunidad debido a una lesión de Roma. Fue para la cuarta fecha del Campeonato Metropolitano y consiguió mantenerse como titular en 19 partidos consecutivos, aunque la campaña de Boca no fue la pretendida.
Sin embargo, Sánchez cumplió y para la prensa fue el mejor arquero del torneo. Su labor no pasó inadvertida y fue convocado a la selección nacional cuyo arco defendió en varios partidos de una gira por Sudamérica.
CAMPEÓN
Cuando retornó Roma. Sánchez volvió al banco y jugó muy poco. Pero a comienzos del Nacional del ’69 y por otra lesión del titular, Rubén “el Loco” Sánchez, como ya lo apodaban, se adueñó de la valla boquense y gritó campeón, siendo determinante en varios pasajes del camino de Boca hacia un nuevo título con un equipo que desplegó un fútbol que aún se recuerda, con Alfredo Di Stéfano como entrenador.
AL BANCO
Cuando parecía que el arco no se lo sacaba nadie, un nuevo entrenador, llegado poco después que Boca ganara aquel campeonato Nacional con “la Saeta Rubia” como DT, lo mandó al banco y Roma recuperó la titularidad. Boca volvió a ganar el campeonato Nacional de ese año, pero Sánchez solo jugó uno de los 22 partidos del torneo.
TITULAR
Se asentó definitivamente como titular a partir de 1972, año en el que el plantel profesional auriazul visitó Pehuajó, pero Sánchez no integró la distinguida delegación visitante.
Permaneció en la institución hasta 1975, completando 221 partidos oficiales, aunque ya no hubo más títulos. Se fue del club por un conflicto con los dirigentes y la valla xeneize quedó en manos de otro producto del semillero: el joven Enrique Vidallé.
DERROTERO FINAL
Rubén pasó a México para jugar en el Atlante y retornó en el ’77 para defender el arco de Lanús, equipo que perdió la categoría en una dramática e irregular definición por penales ante Platense. Luego actuó con marcado éxito en el Ferro campeón de la B en 1978 y en un gran equipo de Newell’s Old Boys en el ’81. También jugó en Gimnasia y Esgrima La Plata en 1982, Racing de Trelew y Chaco For Ever, retirándose en 1983 en una liga italiana de Sicilia.
EL ARQUERO
Rubén Sánchez, aquel pibe que Pehuajó vio a mediado de los ’60, jugó más de 300 partidos oficiales en lo alto del fútbol argentino e integró varias veces la selección nacional.
Hijo de Juan José, exarquero de Banfield, aprendió el oficio en casa y lo plasmó bajo los tres palos, exhibiendo extraordinarios reflejos y una agilidad felina que le permitía volar de palo a palo o llegar a los rincones casi inaccesibles, despertando asombro y admiración.
Fue un arquero tan espectacular como eficiente, de estilo casi suicida porque el Norte vital de su existencia en la valla era conjurar el peligro, aun a riesgo de su integridad física.
Contuvo 12 penales en su trayectoria en primera y aunque contó con momentos brillantes, siempre buscó el perfil bajo, sin grandilocuencias. Se marchó en silencio. Pero supo de la gloria y dejó su nombre grabado en la historia grande del fútbol argentino como una figura que no admite olvido.
Roberto F. Rodríguez.