El dolor de esta despedida encuentra consuelo en la  honorabilidad y la virtud política que compartió con generaciones y que en ellas resistirán a su muerte, con la generosidad de las vidas honestas. Fue un privilegio su amistad que agradeceré como muchos de los que  disfrutamos de ella y que hoy entristecemos profundamente con su partida.
Podría escribir largo de sus virtudes, pero la austeridad que siempre nos marcó iría en contra de su voluntad. 
Gracias Jorge por tu inquebrantable lucha por  la honestidad y por haber marcado la vida de cada uno de los que caminamos alguna vez a tu lado.  La política pehuajense pierde hoy un cuadro excepcional. 
Que descanses en paz querido amigo, y que puedas fundirte con el viejo en un abrazo radical.

Eduardo Díaz