La noticia rompió la noche como un disparo que hace astillas un cristal, por fuerte que sea. Fue un golpe duro para todos, porque enterarnos que una vida joven se apaga así, de repente, cuando un corazón fatigado dice basta y se lleva con él toda una existencia que pasa a ser recuerdo, es un impacto que cala muy hondo. Pero sin dudas, el mayor impacto, más allá del cercano círculo de relaciones, se dio en el ambiente del fútbol, porque Cristian Bauza, el joven que ejercía desde hacía muy poco la dirección técnica del primer equipo de KDT, se ha ido de la vida terrenal, generando un dolor inmenso y un vacío que parece cada vez más enorme. Porque Cristian era un futbolero de alma. Un hombre que, desde temprana edad, se inició en las divisiones menores de Deportivo Argentino pero que encontró en KDT su casa, su ámbito, su lugar en el mundo. Retirado como jugador, integró el cuerpo técnico albirrojo, y también fue parte del que condujo la selección pehuajense de categoría sub 15, pudiendo contar además un paso por Agropecuario de Carlos Casares. Pero Cristian era de KDT y lo llevó a la victoria en el último encuentro que lo dirigió, hace apenas días. Tenía proyectos y sueños. Luchaba por llevar a KDT a lo más alto. No pudo ser. Pero su deseo será la deuda pendiente para dirigentes y jugadores albirrojos que honrarán su memoria haciendo todo lo humanamente posible para cumplir tan calificado anhelo, más allá de lo que, en su momento, dicten los resultados que, en el fútbol, suelen ser caprichosos y no siempre ligados a la lógica. Hoy debemos despedir a Cristian Bauza y desde nuestras páginas, acompañamos en el dolor a su familia y demás integrantes de su campo afectivo. El fútbol está de luto, pero la comunidad pehuajense toda ha sentido el impacto.